El facilitar información a los clientes sobre
nuestra empresa y sus productos y
servicios, puede ser después de recibir sugerencias, de los trabajos que en
principio nos parezcan más fáciles de hacer por parte de esta área. Y sin
embargo, la excelencia en la facilidad a veces nos lleva a grandes errores.
Informar sobre los
productos/servicios que tenemos, sobre si se ha recibido un pedido, sobre el
estado de una diligencia, sobre si se ha recibido una petición son tareas
sencillas para los que disponemos de conocimiento en lo que hacemos (tenemos
nuestros argumentarios sobre los diferentes productos y servicios), conexiones
con los programas que reciben las peticiones y comunicación con las áreas que
gestionan los pedidos. Por supuesto hablaremos del modo de hacerlo, y de cómo a
veces teniendo lo más complicado que es la información, nos falla el modo de
trasmitirlo.
Para que este
trabajo salga bien es necesario, que la información de las otras áreas nos
llegue a tiempo y a ser posible a la par que se está gestando, para poder
tenerlo todo listo para cuando se lance la publicidad al exterior.
En este campo el
área de nuevos productos/servicios es fundamental para el área de atención al
cliente, ya que al mismo tiempo en que van trabajando, nos van informando
cuando lo tienen casi perfilado a través de reuniones, donde intercambiamos con
nuestros trabajos la experiencia de cada uno.
En esa reunión se
nos explica todas las especificaciones del producto/servicio y nosotros
realizamos todas las preguntas que en ese momento se nos ocurren ante lo que
nos están informando y con toda esa información atención al cliente empieza a
elaborar un argumentario y ellos se plantean algún nuevo punto que no habían
considerado.
¿Y cómo se hace esto?
Transformamos toda la información recibida en preguntas y respuestas, las
preguntas que nos planteamos que nos
surgen a nosotros y todas las dudas que imaginamos le podrían surgir a los
clientes y sobre todo detectamos dónde podrían estar, en caso de existir, esas
posibles preguntas peliagudas y las respuestas que planteamos en base a la
documentación recibida y teniendo en cuenta el las técnicas de comunicación que
creemos mejor para expresarlas. Este primer borrador lo pasamos al área técnica
que nos ha proporcionado la documentación y después de su aprobación, se les
pasa para revisión al área que va a llevar la gestión de ese nuevo
producto/servicio, ellos a su vez hacen los comentarios que estiman y añaden
alguna nueva cuestión si la notan en falta y se elabora un segundo borrador que
se manda a las áreas implicadas, con esos últimos comentarios se elabora el
argumentario final que estará siempre disponible antes de que se presente al
exterior este producto/servicio.
Y ocurre igual, con
las comunicaciones que se puedan realizar desde cualquier área de la casa al
exterior, antes de comunicarlas, tenemos antes una copia de esa información,
con la que se realiza un trabajo similar. En base a la repercusión que pueda
tener sobre los clientes, se preparan las respuestas revisadas por el área
técnica correspondiente.
Y toda estos
argumentarios se les manda a todo el personal de atención al cliente, externo o
interno (aunque hay ocasiones en que se elaborará un argumentario para el
personal externo que desarrolla labores de atención al cliente, en base de la
información que pudiese resultar sólo adecuada de manejar para el personal
interno). Todos deben conocer y se deben dar los cursos de formación
correspondientes cuando lo requiera la dificultad o la sensibilidad de la
información.
Aunque todos deben
conocer la información con anticipación y para estar preparados para alguna
pregunta que se adelante del tema, la publicidad y venta de este producto no se
realizará por parte de atención al cliente, hasta que no se realice el
lanzamiento oficial del producto/servicio o de la comunicación de la empresa.
Esos argumentarios no
son estáticos, sino que se van actualizando con las nuevas preguntas que nos
plantean los clientes y con las respuestas revisadas por las áreas técnicas.
Y por supuesto por
el contacto de atención al cliente con la realidad y con las noticias que nos
pueden afectar, que en muchas ocasiones nos llevan a preguntar a nuestra
empresa temas que aún no se habían planteado.
Trabajar así nos
permite tener criterios unificados, prevenir la desinformación dentro de la
propia empresa, trabajar sintiéndose seguros de disponer de todo la
información, estar listo para las preguntas peliagudas con respuestas
garantizadas por nuestra institución y vivir de forma dinámica en nuestra
preparación y en el modo de trabajar, de tal modo que no tener una respuesta no
se convierte en un drama porque tenemos el canal abierto donde sabemos que nos
van a dar una respuesta también para esto.
Y debido al entorno
que nos rodea tan cambiante, y a que las
decisiones externas que pueden afectar a nuestra empresa en ocasiones se toman con la misma rapidez, en
ocasiones nosotros enterarnos de algo que nos va a afectar como empresa por
nuestros clientes. Por lo que el feedback, debe ser siempre recibido en los dos
sentidos.
La vida en la
empresa es dinámica y en su entorno también, por eso no tiene mucho sentido
diseñar departamentos de atención al cliente aislados de esa dinámica.
Como decía al
principio de este apartado, tenemos toda la información, un cliente hace una
pregunta, nosotros le damos la respuesta y si en ese momento no la tenemos la
buscamos y se la damos. ¿Y entonces dónde surge a veces el error en muchas
empresas y por qué se genera en los clientes ese malestar que nos invade? Pues suele
haber varias causas:
a)
Porque olvidamos que
todo esto es algo dinámico y a veces es más cómodo decir, lo sentimos, pero no
disponemos de información sobre este tema o le damos una respuesta
estandarizada que no tiene que ver con la pregunta exacta que nos hace.
Les puedo indicar un
ejemplo que a mí especialmente me sacaba de mis casillas con algunas personas
cuando realizábamos nuestro trabajo: cuándo un cliente pregunta en una petición
de información con el número de indicador, si hemos recibido correctamente su
petición y en qué estado está. Lo cómodo porque sabemos que si tiene número es
que la hemos recibido es decir “si la hemos recibido, y recibirá su respuesta
en breve”. Lo excelente, es ver en nuestra base de datos su petición, ver en qué
estado está, quién la está gestionando y saber cuánto tardará en recibir
respuesta. Todo eso se sabe con solo abrir su petición. Es muy diferente decir
lo anterior, a indicarle, …… Le informamos que su petición nº xxxx fue recibida
por nuestro departamento el día … a las …11:00 horas. En estos momentos la está
gestionando nuestro departamento técnico y en un plazo máximo de 2 días
recibirá su respuesta…… Ustedes me dirán, es lo mismo y lo otro ahorra unos
minutos. Yo les digo, no es lo mismo, la sensación que tiene el cliente no es
la misma. Lo segundo le hace sentir que la hemos buscado de verdad, que hemos
visto dónde está y le damos una fecha máxima de recepción. Le hace sentirse diferente, especial e
importante por percibir una atención personalizada. Mucho dígame usted su
nombre, para luego tratarle como una pregunta generalizada. Recuerde, cada
cliente cuenta.
Y es más, les diré que cuando se trata con
tecnología que nos facilita el trabajo, pero que a veces tiene también sus inconvenientes,
nos ha ocurrido que al cliente el sistema le ha mandado su respuesta instantánea
con el número de consulta indicándole que lo hemos recibido, pero en ese
momento se ha producido una caída de la red, o se han estado haciendo mejoras
en el sistema y han quedado algunas preguntas en un limbo, que si no las
detectamos por qué algún cliente nos lo indica, puede tardar bastante tiempo en
que nosotros lo veamos. Ante la anterior pregunta, hemos buscado la petición y
al ver que no nos aparece, hemos preguntado a nuestra área de informática, que
al buscar se ha dado cuenta de lo que estaba pasando y nosotros hemos podido
recuperar con éxito esta consulta, con las otras que estaban en la misma
situación y hemos podido tramitarlas normalmente. ¿Es lo mismo? No es lo mismo.
b)
No escuchar toda la
pregunta o no terminar de leer toda la pregunta, pensando que conocemos la
respuesta y anticiparnos.
Esto nos lleva a
disparates como similares a que nos pregunten: ¿Tiene usted carne o pescado? Y responder
“zapatillas de deporte”. Les provoca risa, ¿verdad?, pero le garantizo que
cuando hace una pregunta y le responden a otra cosa que no tiene nada que ver,
como cliente en ese momento no le hace gracia, y siente que le están insultando
al ni siquiera tomarse el tiempo de ver su pregunta.
c)
No disponer de toda la información antes de
responder. Seguida de lo anterior, cuando antes de responder nos falta
información sobre lo que el cliente desea y para acabar pronto respondemos
igual que antes.
Por ejemplo en
productos financieros, a veces el cliente dice que quiere financiación para
realizar unas compras. Y nosotros vamos lanzados, y le damos todos los
productos de que disponemos, sin saber nada más y en esa ocasión tal vez
estamos ofreciendo productos que no le valen para la inversión que quieren
realizar o no son destinatarios de la misma. Tomemos nuestro tiempo para
preguntar y centrar su consulta: ¿es usted autónomo o empresa? ¿qué tipo de
compras quiere realizar? ¿serán los productos de primera mano o no? ….. y con
toda esa información vamos a ofrecerle el mejor producto para él y sus
necesidades.
Así que el paso,
sería escuchar al cliente, preguntar la información que nos falta y
proporcionarle la mejor respuesta a sus necesidades.
El cliente vuelve a
sentir una atención personalizada, tiene lo que necesita y justo lo que
necesita.
d)
Si en ese momento desconocemos la respuesta
porque no figura en nuestro argumentario, no le decimos cualquier cosa para
salir del paso. Nos quedamos con sus datos y buscamos una respuesta para nuestra
pregunta y volvemos a contactar con el cliente.
Y por supuesto que
el modo en que se escribe o responde verbalmente dando una información es
crucial, pero este es un tema que trataremos más adelante.
Por último, algo que
nos lleva a considerar un trabajo bien hecho a un trabajo hecho con excelencia.
Dar un pequeño paso más allá de donde tu trabajo obliga.
Para explicar esto permítanme
relatarles una pequeña historia que cuentan en un libro que recomiendo “El
poder de las pequeñas cosas” Linda Kaplan Thaler y Robin Koval: ellos hablan de
una mujer que tiene una pequeña empresa de asesoría y formación. El número de
su negocio es muy parecido al de unos cines y mucha gente se equivoca al
marcarlo. Una noche que se ha quedado a terminar un trabajo, suena el teléfono
y al cogerlo es una señora que le pregunta sobre los pases de la película “La
Bella y la Bestia”, ella ha estado viéndola con sus hijos esa semana, así que a
pesar de que su primera idea es decirle que se ha equivocado, le informa a la
señora del horario y le recomienda llegar antes porque es difícil aparcar.
Después le da el número de los cines indicándole que ha llamado a otra empresa
que tiene un número muy parecido. Cuando está a punto de colgar la señora le
pregunta qué empresa es esa y como se llama ella y le da las gracias por
ayudarla. Ella nunca pensó que volvería a saber de esta mujer. Pocos días
después la llamaron para indicarle que querían contratar su empresa para dar un
curso sobre atención eficaz del teléfono en su empresa. Al preguntarle cómo se
habían decidido a contratarla, la persona le indico que era la secretaria de la
mujer a la que había ayudado días antes con una información sobre el cine para
sus hijos. Ella no pensó nunca que ese gesto de amabilidad extra, le iba a
proporcionar beneficios profesionales, pero los pequeños detalles, hacen que
nuestros clientes se queden con nosotros.
Yo soy una fans de
este concepto, creo firmemente que son los pequeños detalles los que marcan la
diferencia en nuestros trabajos y en nuestras vidas. Y he vivido también cómo una
equivocación proporciona una oportunidad de negocio. En una ocasión, estando en
el sector financiero, mi compañera me pregunto iba a buscar dónde se solicitaba
una licencia de lotería y le conté que una señora me había preguntado que como
podía solicitarla y dónde. Ella me dijo que le dijese que no eran nuestras
funciones y que no tenía ni porque responderle. Pero a mí me llevó un minuto
buscar esa información, y aproveche para indicarle que quizás necesitara
financiación para solicitar esa licencia o para adecuar el local para su
empresa y que en ese caso le informaba de cuáles de nuestras líneas le podían
ser de utilidad. La señora respondió pidiendo disculpas por haberse equivocado
de organismo al preguntar, y agradeciéndome mi información sobre el sitio donde
ir y también por ayudarle a saber cómo conseguir
financiación. ¿Qué me costó ese pequeño detalle? Solo un minuto de búsqueda por
internet. No sé si esta señora llegó a utilizar nuestra financiación, pero sin
lugar a duda el nombre de nuestro organismo se le quedo grabado para un futuro
como algo positivo.
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